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Escocia tiene un equipo sólido, independientemente de sus jugadores, férreo 4-4-2, siendo un bloque que les había llevado a clasificarse a los últimos mundiales. Bulgaria era el embrión de lo que sería en la década, con jugadores de una calidad soberbia, pero sin ser un equipo, un dibujo creado con calzador para meter todo su arsenal ofensivo: Stoichkov, Penev o Sirakov. Aún así, las llegadas búlgaras son constantes, con muchas caídas dentro del área, fingidas a criterio del árbitro. A los 11 minutos, mal despeje del portero búlgaro y McCoist marca a placer: 0-1. En la segunda parte, gol mal anulado a Penev por posible fuera de juego. El asedio de Bulgaria bien merece el gol. Esto hace que el partido esté precioso, porque Escocia llega a la contra teniendo algún 1 contra 1 clarísimo. Pero el dominio es búlgaro, hasta que Todorov marca el empate a los 72 minutos. A falta de 10 minutos, sale Kostadinov por Balakov, y vemos una delantera mítica: Penev, Stoichkov, Kostadinov. Sín embargo, el cambio frena el chorro de ataque búlgaro. Escocia controla el centro del campo, ya que no por más delanteros se ataca mejor. Escocia es un equipo y Bulgaria una banda con magníficos solistas.